Guisante proteaginoso: diversificación de cultivos
Cada vez son más los agricultores que incluyen en sus rotaciones el cultivo del guisante proteaginoso. Además de ser una alternativa rentable al cereal, permite cumplir con la normativa SIE de la PAC. ¿Eres uno de ellos? Te lo explicamos todo sobre esta alternativa rentable al cereal.
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El guisante proteaginoso
El cultivo del guisante es un cultivo muy interesante ya que nos aporta varias ventajas en fertilización y protección del cultivo. Se trata de una leguminosa y como tal no requiere de abonado nitrogenado o de muy poco. Además, el guisante al ser una dicotiledónea nos permite mejorar el control de malas hierbas de hoja estrecha y realizar rotación de herbicidas.
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Además de sus ventajas agronómicas este cultivo se está volviendo a popularizar por otro motivo: el cultivo de leguminosas está en la lista de actuaciones permitidas para cobrar la ayuda verde de la PAC o “greening”.
Recuerda que para cobrar estas ayudas, debes declarar cada año un 5% de tierras de Superficie de Interés Ecológico (SIE), ya sea porque están de barbecho o leguminosas, por lo que el guisante cumple perfectamente.
Debes tener en cuenta que desde la PAC 2018 no está permitido aplicar ningún tratamiento fitosanitario en los guisantes que declares como SIE.
Si quieres conocerlo todo sobre la prohibición de fitosanitarios en las SIE no te pierdas este artículo.
En los siguientes apartados vamos a hablar de las principales características de este cultivo, así como de sus resultados tanto agronómicos como económicos.
Un cultivo muy polivalente
El guisante proteaginoso es un cultivo de invierno que se puede sembrar en zonas muy distintas. En climas mediterráneos como los nuestros es un cultivo que se adapta muy bien. Es posible sembrarlo en zonas con poca pluviometría (250 – 300 mm anuales) aunque los rendimientos mejoran de forma importante en zonas con 600 mm anuales o más.
El rendimiento medio en zonas muy secas es de 1.000 kg/ha, en cambio en zonas más frescales puede llegar hasta los 3.000 kg/ha y ya en zonas con una muy buena pluviometría se puede llegar a rendimientos de 4.500 kg/ha.
Siembra del guisante
El guisante se siembra con una sembradora de cereal, ya sea convencional o de siembra directa. La semilla del guisante proteaginoso es mucho más gruesa que la de cereal y por eso es importante la buena regulación de la máquina. Este cultivo se siembra a una densidad de entre 90 y 110 plantas/m2.
La dosis de siembra varía mucho entre variedades ya que el peso de los granos entre ellas también varía sustancialmente.
En el guisante proteagoniso, como en la mayoría de cultivos de invierno, encontramos variedades de invierno y variedades de primavera. Las segundas son muy sensibles a las heladas por lo que no es recomendable sembrarlas antes de tiempo.
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Dentro de las variedades de guisante encontramos algunas con grano verde aunque la mayoría son de grano amarillo.
Es importante mencionar que la mayoría de variedades tienen zarcillos. Las variedades se han seleccionado genéticamente de forma que los tengan. De esta forma las plantas se enredan unas con las otras y se levantan un poco del suelo, facilitando la cosecha.
El potasio, clave en el abonado del guisante
Como hemos mencionado anteriormente el guisante es una leguminosa. Eso quiere decir que puede fijar nitrógeno atmosférico en simbiosis con una batería del suelo. Aun así, en nuestro país no siempre fija nitrógeno suficiente para cubrir sus necesidades. Eso es debido a que en muchas zonas hace más de 10 años que no se siembra ninguna leguminosa y la población de bacteria necesaria para la fijación en el suelo es muy baja.
Por eso, en la mayoría de zonas de España se recomienda un pequeño abonado de fondo o cobertera con abono nitrogenado.
El cultivo del guisante tiene altas necesidades de potasio, superiores a las de los cereales. Por eso puede ser recomendable abonar con potasio aquellos campos donde sembremos guisante. Sobre todo si en los análisis de suelo nos ha salido que tenemos un nivel medio o bajo de potasio. Por lo que respecta al fósforo las necesidades son similares a las de los cereales de invierno.
El cultivo ideal para el control de malas hierbas
El cultivo del guisante es una buena opción para controlar malas hierbas de hoja estrecha como avena loca y vallico. Al ser de hoja ancha permite utilizar un abanico de herbicidas antigramíneos amplio y diferente del que se usa en cereales. De esa forma se evita la aparición de resistencias. Las malas hierbas de la familia de las compuestas como la manzanilla son difíciles de controlar con los herbicidas autorizados en guisante. Por eso si tenemos una importante infestación de éstas es mejor no sembrar guisante hasta haberla controlado.
Otras plagas a tener en cuenta
El pulgón es la única plaga que afecta de forma importante al cultivo del guisante. En general se controla con un tratamiento insecticida antes de la floración. Hay varias enfermedades que afectan frecuentemente este cultivo y que se deben tratar: oídio, mildiu y otras enfermedades producidas por hongos son las más comunes. Cuando aparecen se debe realizar un tratamiento fungicida. A veces puede ser necesario más de uno para realizar un buen control.
Recuerda!
Desde la PAC 2018 no se puede aplicar ningún tratamiento fitosanitario si has declarado este cultivo como SIE, por lo que esta novedad puede limitar en algunos casos el potencial que nos ofrece este cultivo, al ser más susceptible a plagas y enfermedades sin poder actuar para frenarlas.
Recolección
El guisante se recolecta con una cosechadora normal de cereal. Al ser un cultivo muy bajo a veces la cosecha se puede complicar. Por eso se puede instalar delante del corte un levantador de mies para facilitar la recolección.
Una alternativa realmente viable
Como hemos dicho los rendimientos oscilan entre 1.000 y 4.500 kg/ha según la pluviometría. Su precio suele estar por encima de los 200 €/tn. Por lo tanto, los ingresos en una zona árida pueden ser de entre 200 €/ha y en zonas húmedas se puede llegar a 900 €/ha. Es importante tener en cuenta que los costes también pueden variar según la zona: en zonas más áridas habrá menos presencia de hongos y por lo tanto se reducirán los costes en tratamientos fitosanitarios.
El precio del guisante proteaginoso no varía como lo hace el precio del cereal. Al tratarse de una leguminosa su precio sigue las oscilaciones del precio de la soja. Por lo tanto, cultivar guisante aporta estabilidad y seguridad a los ingresos de la explotación. De esta forma una bajada de precios de los cereales no supone una disminución de beneficios tan importante como si solo se cultivan cereales.
Esperamos que este artículo sobre el guisante proteaginoso te haya sido útil. Si te ha resultado interesante, recuerda que puedes analizar la viabilidad y rentabilidad de tu explotación con la App Agroptima. Pruébala 15 días gratis >>
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