¿Qué es la filoxera de la vid?
Se dice que el enemigo más dañino para la vid es la Filoxera. Dentro de las modalidades de esta plaga, cuando se encuentra en la forma conocida como “radicíola”, se hospeda en las plantas, viviendo y alimentándose de las sustancias que se genera por la raíz de la misma, mediante sus picaduras, lo que ocasiona, en poco tiempo, la muerte de dicha planta.
La historia sobre la filoxera de la vid
Hasta el momento ninguna plaga, enfermedad o evento de ningún tipo se ha propagado tan rápidamente y de forma tan destructiva entre la producción de uva, como lo ha hecho este insecto. Llegó a Europa desde Norteamérica a finales del siglo XIX, y se ha ido extendiendo por los demás continentes.
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Mediante el contacto entre viticultores americanos y europeos, este temido pulgón “emigró” a Europa, y se extendió a Francia alrededor de 1835-1840. Progresivamente se arrasaron las viñas francesas, a continuación las viñas de toda Europa y después las del mundo entero.
En lo que respecta al caso español, la filoxera entró en la Península Ibérica sobre todo a través del norte (Girona), el sur (Málaga) y el oeste (Oporto).
Propagación
La filoxera se multiplica de forma rápida. No importa que la proporción de savia que chupe cada pulgón sea muy pequeña, la reproducción es muy rápida. ¿Cómo se propaga? Por varios medios, por el suelo, por vía aérea, incluso a través de los utensilios y herramientas de los profesionales de la viticultura.
Aunque en el primer año, tras el ataque del insecto, los efectos que provoca no son perceptibles, en el año agrícola que sucede a este, la planta va perdiendo fuerza, imagen, tersura, lozanía, y la clorofila va desapareciendo, causando un tono amarillento. La consecuencia directa es que los sarmientos no se sujetan y se cortan, los frutos caen antes de su madurez, y la planta muere finalmente.
Tras muchos años destinados a la lucha contra esta plaga, curiosamente la solución vino desde el mismo sitio que había llegado el origen, es decir, a través de unas vides originarias de América que, de forma sorprendente, eran resistentes al insecto. Por tanto, fueron utilizadas como la base para injertar variedades europeas. Aún en la actualidad se utiliza ese sistema.
Control y tratamiento
El control de la filoxera está basado principalmente en el injerto de variedades europeas sobre portainjertos resistentes, es decir en troncos americanos resistentes al insecto. En ocasiones, es muy útil la acción directa con tratamientos de invierno y de primavera.
Se han ido probando diferentes tratamientos. El tratamiento con sulfuro de carbono o sufocarbonato de potasio es eficaz, pero no es nada económico. Con el sulfuro de carbono, se inyecta un gas en el suelo de la plantación. Con el sulfocarbonato, se trata de cubrir la base de cada tronco con un líquido.
Aunque se han indo experimentando diferentes tratamientos químicos para acabar con esta plaga, las soluciones más eficaces son las que analizan la plantación sobre terrenos con características arenosas, donde los insectos no pueden afectar a las plantas, entre otras cosas porque la clase de suelo impide que se construyan los túneles para acceder a las raíces, así como los injertos de cepas europeos sobre raíces de cepas americanas, muy resistentes a la plaga.
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