Claves para una correcta poda de formación del almendro
¿Has plantado almendros recientemente o tienes pensado hacerlo? Entonces te interesa leer este artículo, en el que te damos las claves para que puedas hacer una buena poda de formación.
Esta se lleva a cabo cuando el árbol todavía es joven, durante sus 2 primeros años de vida. Es muy importante hacerla correctamente, ya que determinará su estructura y tendrá consecuencias a lo largo de toda la vida de la plantación.
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Plantación y poda de formación del almendro en el primer año
El almendro es un cultivo con mucho potencial que, aunque es típico de nuestro clima mediterráneo, en los últimos años se había visto relegado. Ahora, la fuerte demanda de almendra ha provocado que vuelva a plantarse como un cultivo rentable.
Para un buen manejo de los almendros, es imprescindible una correcta poda de formación. Esta se divide en dos fases: la que se lleva a cabo el primer año y la que se hace el segundo.
El verano es la mejor estación para plantar el almendro. En el momento de hacerlo, es importante colocarle un tutor, para favorecer que el árbol crezca muy recto, algo que es fundamental a la hora de recoger el fruto con vibrador.
Una vez plantado, el árbol irá creciendo durante el verano y el otoño con los cuidados necesarios de riego, tratamiento de plagas y abonado. Llegado el invierno, deberemos realizar la poda de formación del primer año, en la que realizaremos el llamado punto de la cruz.
Poda de invierno: el punto de la cruz
El punto de la cruz consiste en cortar el árbol de modo que le forcemos a echar las ramas madres, que son las más fuertes y las que formarán la copa del almendro.
La altura recomendable para hacer el punto de la cruz es 1,10 m. Los motivos principales son dos:
- Permitir el acceso del vibrador con paraguas invertido durante la recolección. Para que quepa el vibrador se necesitan 80 cm, pero dejaremos 30 cm más para insertar las ramas, que formarán la copa del árbol.
- Evitar que el árbol se tumbe: si hacemos una medida más alta, el almendro podría ceder debido al peso de sus ramas, sobretodo en caso de un temporal de viento con el suelo húmedo.
Para medir la longitud exacta nos ayudaremos de una cinta y haremos el primer corte del tronco a 1,10 m, logrando así la altura idónea para nuestro almendro.
El resto de las ramas, las cortaremos todas a dos yemas, para que vuelvan a brotar con fuerza. Las ramas de los 30 cm de arriba servirán para formar la copa del árbol, y todas las que haya por debajo las utilizaremos para engrosar el tronco. Como sabes, los árboles respiran por las hojas por lo que, cuantas más hojas tenga, más se ensanchará. Si hay alguna rama demasiado baja la arrancaremos. Y así, ya tendremos listo nuestro punto de la cruz.
Poda de primavera: pinzamiento de las ramas
Desde la poda de invierno, el almendro habrá echado numerosas ramas. En el mes de mayo, tendremos que pinzar todas aquellas que estén por debajo de los 80 cm.
Pinzar significa cortar la punta de las ramas que estén por debajo de esta altura.
Lo que conseguiremos es mantenerlas retenidas unos 10 o 12 días y, mientras tanto, las de arriba continuarán creciendo. Después, de cada rama saldrán tres, y cuando tengan 25 o 30 cm de longitud -que ocurrirá en el mes de julio- las volveremos a cortar.
Las ramas que se encuentren en los últimos 30 centímetros de altura del almendro, de momento no las cortaremos. Si en el mes de julio vemos que hay alguna rama muy central que sabemos con seguridad que no nos servirá para formar la copa del árbol, la podemos podar. En caso de duda, ya que a veces por el viento las ramas cambian de posición, es mejor no cortar la rama.
Poda de formación del almendro en el segundo año
Tras haber plantado el almendro en verano, haberle hecho el punto de la cruz en invierno y el pinzamiento en mayo, el invierno siguiente tendremos que escoger las madres, es decir, las ramas principales del árbol.
Normalmente, en un árbol se dejan entre 3 y 6 madres, en función de si es una variedad débil o vigorosa:
- En las variedades débiles: dejaremos entre 4 y 6 madres.
- En una variedad vigorosa: dejaremos entre 3 y 5 madres.
Es importante que las madres estén bien distribuidas y que salgan con una inclinación bastante cerrada de modo que, cuando los árboles crezcan, las ramas no hagan palanca y se abran.
Para realizar la poda, seguiremos estos pasos:
- Quitaremos las ramas que estén más bajas, ya que nos molestarían cuando abriésemos el paraguas a la hora de recolectar el fruto. Variedades más erectas como la Marinada o la Constanti no tienden a tener ramas bajas que cuelguen tanto, así que en estas habrá que quitar menos. Sin embargo, otras como la Vairo ramifican mucho más y tienen un porte más abierto que hace que las ramas bajas tienden a caerse más.
- Una vez limpias las partes de abajo del árbol, definiremos las ramas madre, dejando solo una continuación. Para ello, normalmente tendremos que usar unas tijeras de mango largo que nos permitan llegar bien a la rama.
- Cuando estén definidas las ramas madre, intercalaremos las intermedias. Si son muy espesas, tendremos que aclararlas un poco. Es importante que no dejemos demasiadas ramas de estructura, puesto que más adelante ya iremos llenando el árbol con las de producción.
Si el almendro pertenece a una variedad que se abre, como la Vairo, hay que intentar reforzar un poco más las puntas de las ramas madre para que el árbol no se tumbe. Para ello realizaremos un despunte de las ramas madre, que permitirá que estas suban con fuerza, y que las ramas de alrededor, por el peso del fruto, vayan cayendo.
En caso de variedades erectas o de porte cerrado, como Marinada o Constanti, no hará falta hacer esta operación.
Y así, ya tendremos lista la poda de formación del almendro. Más adelante tendrás que realizar otros tipos de poda, correspondientes a las distintas etapas evolutivas del árbol. Puedes ampliar información en nuestro artículo Claves de la poda del almendro.
Cómo mejorar la rentabilidad de tu plantación de almendros
Ahora que ya sabes cómo hacer la poda de formación del almendro de forma correcta, para favorecer una buena cosecha, no puedes olvidar otro aspecto clave para la rentabilidad de tu explotación: llevar un buen control de costes, básico para analizar cómo amortizas la inversión que has hecho.
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