Cálculo de abonado: los 5 errores más frecuentes
Hacer un cálculo de abonado preciso es fundamental, tanto para proporcionar a las plantas los nutrientes necesarios como para ajustar al máximo este coste. Sin embargo, a la hora de realizarlo muchos agricultores comenten 5 errores muy frecuentes. ¿Quieres saber cuáles? En este artículo te los explicamos para que los puedas evitar.
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Contenidos
1. No hacer un análisis de suelo
¿Verdad que el médico no te receta un suplemento de hierro antes de diagnosticarte una anemia con un análisis? Con la nutrición de cultivos pasa lo mismo: se necesitan herramientas de diagnóstico objetivas en las que basar nuestro cálculo de abonado. Para ello están los análisis de suelos agrícolas, que te ayudan a conocer de qué nutrientes dispone el suelo para el cultivo, y de cuáles carece.
Los parámetros básicos que se analizan son de tres tipos:
Parámetros invariables:
- La textura, que determina si el suelo es grueso, fino, arcilloso, etc.
- El pH del suelo, que indica si es ácido, neutro o alcalino.
Parámetros variables:
- Materia orgánica: la cantidad de materia orgánica que tiene un suelo. Cuanta más posea, más productivo y fértil será.
- Conductividad eléctrica: mide la salinidad de tus suelos, un dato clave ya que los cultivos crece peor en suelo muy salinos.
- El fósforo, un nutriente clave para el crecimiento de las plantas.
- El potasio, importante para el correcto desarrollo de los cultivos.
Parámetros muy variables:
- El nitrógeno: este macronutriente maximiza el rendimiento de los cultivos, pero es muy móvil en el suelo y puede variar mes a mes..
2. No conocer la composición del abono que aplicamos
Este error no es tan común cuando se aplica abono mineral, pero sí es muy frecuente en fertilizaciones con abonos orgánicos, como por ejemplo estiércoles.
El estiércol tiene diferentes composiciones y concentraciones de nutrientes en función de su origen (pollos, conejos, ovejas, etc.).
Por ejemplo, en el estiércol de pollos y en el de ovejas, la concentración de nutrientes principales, materia orgánica y humedad (todo expresado sobre materia fresca), presenta los siguientes niveles:
- Pollos:
- Nitrógeno total (N kg/t): 32,92.
- Fósforo (P2O5 kg/t): 17,53.
- Potasio (K2O kg/t): 29,30.
- Materia orgánica (%): 53,54.
- Humedad (%): 28,74.
- Ovejas:
- Nitrógeno total (N kg/t): 11,01.
- Fósforo (P2O5 kg/t): 4,13.
- Potasio (K2O kg/t): 14,26.
- Materia orgánica (%): 32,03.
- Humedad (%): 49,37.
Como ves, las concentraciones entre ellos varían mucho, por eso es importante que conozcamos el origen del estiércol que aplicamos, así como las concentraciones de sus distintos nutrientes, pues es un dato esencial para ajustar la dosis aplicada a las necesidades nuestro suelo.
3. No saber cuál es nuestro nutriente limitante
¿Conoces la Ley del Mínimo de Liebig? Este principio afirma que el crecimiento no depende de la cantidad total de recursos naturales disponibles, sino del recurso más escaso. En otras palabras, hasta el elemento aparentemente más insignificante es imprescindible para que se desarrolle un cultivo.
Liebig, que fue el creador de esta ley en 1828, usó el ejemplo del conocido barril de Liebig para explicarla: del mismo modo que en un barril es la duela (tabla) más corta la que limita su capacidad, en una planta es el nutriente más escaso el que limita su crecimiento.
De este modo, el desarrollo de las plantas se favorece de manera notable si se aumenta el nutriente limitante (el más escaso), no la cantidad del más abundante.
4. No considerar en el cálculo de abonado los nutrientes aportados con el riego
El agua de riego aporta gran cantidad de nutrientes a las plantas. Por eso es muy importante tenerlo en cuenta para así ahorrar en fertilizantes y evitar la toxicidad que puede causar un exceso de nutrientes.
La concentración de estos en el agua subterránea no varía anualmente de manera significativa, excepto en el caso del nitrato-nitrógeno (NO3-N). Por este motivo, los análisis de agua para medir este elemento deben hacerse una vez al año, y cada diez años para el resto.
5. No fraccionar correctamente el abonado
Cuando se hace el cálculo de abonado, hay que considerar cómo vamos a fraccionarlo. Todas las guías de agricultura recomiendan que cuanto más fraccionado sea el aporte, mejor lo aprovecharán las plantas. Pero muchos agricultores siguen cometiendo el error de aplicarlo en una sola vez, con el riesgo de que el abono se pierda por lixiviación, escorrentía o volatilización, algo a lo que el Nitrógeno es especialmente susceptible.
Espero que, ahora que ya conoces los errores principales que se cometen durante el cálculo del abonado, puedas optimizar tu dosis de fertilizante para ahorrar dinero y conseguir unas mejores producciones.
Recuerda que otra forma de ahorrar dinero en tu explotación, y de hacer el cálculo de abonado, es la aplicación Agroptima. ¿Aún no la has probado? ¡Únete a los más de 2.000 agroptimistas que ya lo hacen y simplifica muchas de tus tareas diarias en el campo!
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